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lunes, 19 de enero de 2015

INSOMNIO INFANTIL POR HÁBITOS INCORRECTOS

 

Son numerosas las consultas de padres y madres en relación a cómo actuar con los niños y niñas cuando no duermen por la noche. Nos comentan que no son noches esporádicas, en ocasiones, es un hábito que no han conseguido en 24 meses de vida, aproximadamente. 

Para este tema lo más aconsejable es ponerse en manos de un experto que nos ayude a evaluar el problema y nos asesore en consecuencia. Nosotros desde aquí os proponemos las orientaciones del Dr. Estivill (clínica del Sueño) una autoridad mundial en el tema.

El Dr Stivill señala al insomnio como el trastorno de sueño infantil mas frecuente. Puede afectar desde lactantes de 6 meses a niños de 5 años. Lo mas común es que los padres expliquen que el niño "nunca" ha dormido bien y que desde el primer día los despertares nocturnos han sido muy frecuentes. Mas raramente refieren periodos de normalidad y después de un estimulo externo, enfermedad, permanencia en casa de abuelos o familiares, aparece la problemática citada.

El fenómeno clínico que caracteriza a este tipo de insomnio es la dificultad para que el niño inicie el sueño solo y los frecuentes despertares durante la noche. Suelen interrumpir su sueño de 5 a 15 veces y les es imposible volver a conciliarlo de forma espontanea y sin ayuda. Al observarlos durante sus periodos de sueño, se tiene la sensación de que están "vigilando" continuamente. Como ya hemos dicho anteriormente los padres suelen probar todos los métodos existentes para lograr dormirlos con escaso éxito.


A medida que el niño va creciendo y adquiriendo vocabulario se van complicando los momentos de iniciar el sueño ya que es el niño el que dicta las "normas" que deben seguir los padres para hacerlo dormir. El niño pide que le canten, quiere agua, dormir con los padres, dormir frente la TV etc. Nada de ello favorecerá las correctas rutinas de los hábitos del sueño y ni mucho menos solucionará el problema.

La causa que origina este problema es la deficiente adquisición del habito del sueño es decir existe una distorsión y desestructuración por asociaciones inadecuadas que el niño hace con su sueño, normalmente debidos a los múltiples cambios que realizan los padres para intentar que el niño se duerma.


Los fármacos que provocan sueño no tienen ningún efecto beneficioso en esta patología. Los pediatras recurren a ellos normalmente por presión de los padres. Normalmente la mayoría de los niños no notan ninguna mejoría en su facilidad para conciliar el sueño. Algunos presentan un ligero sopor que ayuda a "atontarlos" ligeramente pero no curan la alteración.
 

Los niños que padecen este insomnio son niños totalmente normales desde el punto de vista físico y psíquico. Normalmente el problema no existe porque el niño esté mimado, ni porque tenga un déficit psicológico, sino que existe una deficiente adquisición del habito del sueño.







Higiene del sueño


Un experto en estos temas, Sergi Banús (Psicólogo clínico infantil),  denomina higiene de sueño a todas aquellas prácticas dirigidas a modificar factores como la nutrición, el ejercicio físico, la temperatura, etc, con el objetivo de facilitar el mantenimiento de un sueño nocturno y una vigilia diurna normales.

Estos factores no suelen ser lo suficientemente severos como para constituir la causa primaria de los trastornos de sueño pero, pueden complicar un problema de sueño ya existente y dificultar la respuesta al tratamiento.

Existe una considerable variación en la sensibilidad de los niños y adolescentes a estos factores, de este modo, habrá sujetos que se adapten a las condiciones ambientales mejor que otros aunque en todos los casos, cuando dichas condiciones no son óptimas, la calidad del sueño se verá comprometida.

Por ejemplo, el ruido suele aumentar el número de movimientos que realizamos en la cama y produce breves despertares, que aunque no son recordados por la mañana, ejercen una sensación de no haber dormido bien.

Otros factores importantes que pueden dar lugar a insomnio transitorio son la temperatura (por defecto o exceso). El margen aconsejado se sitúa entre 16 y 22 grados.

También hay que intensificar la dieta saludable (los alimentos ricos en hidratos de carbono favorecen el sueño, especialmente la leche es un producto popularmente utilizado contra el insomnio).

El ejercicio físico realizado de forma adecuada suele mejorar el descanso (evitar el ejercicio intenso justo antes de dormir ya que puede produce activación del sistema autónomo y puede intensificar los despertares).

Finalmente, evitar el consumo de sustancias estimulantes o con cafeína (coca-cola, chocolate...) y también del tabaco en adolescentes. A pesar que la cantidad necesaria de estas sustancias para alterar el sueño varía de unos niños a otros, lo cierto es que en todos ellos se producirá un incremento de la latencia del sueño, de los despertares nocturnos con una reducción del sueño total y de su calidad.

Tabla de normas higiénicas para mejorar sueño

  Factores Ambientales Factores de la salud
1- Evitar o reducir el ruido. Mantener unos horarios regulares, tanto de acostarse como de levantarse (incluidos días festivos).
2- No utilizar colores muy llamativos en la decoración de la habitación. Con niños pequeños se les puede leer un cuento antes de dormir.
3- Temperatura entre 16 y 22 grados (debe ser constante). Adecuado a la edad, practicar algo de ejercicio, preferentemente por la mañana o al mediodia.
4- Ventilar bien la habitación durante el día y por la noche si fuera necesario. Las medidas clásicas del baño antes de acostarse o cualquier actividad rutinaria efectuada antes del sueño (leer, escuchar un cuento...) nos predispone a estar más relajados para iniciar el sueño más rápidamente.
5- Elegir un colchón de buena calidad y una cama no demasiado estrecha. Evitar la ingesta de estimulantes ( chocolate,  azúcar, etc.).
6- No utilizar demasiadas mantas. Si el peso es excesivo puede molestar a los niños más pequeños. Una sola manta ligera y flexible es más adecuado. Tener en cuenta que algunos fármacos pueden ocasionar insomnio.
7- Utilizar almohadas adecuadas, no demasiado gruesas.
8- Evitar el exceso de luz. Esperar al menos dos horas después de cenar, antes de acostarse.
9- Evitar la luz brillante si se despierta durante la noche. Regular las siestas (mejor que sean a primera hora de la tarde). Establecer rutinas para las diferentes actividades (comidas, ocio, colegio, etc.), y ajustarse lo más posible a ellas.
10- Evitar el exceso de polvo y humedad en la habitación. Los alimentos ricos en hidratos de carbono, calcio y vitamina B, tienen propiedades sedantes, por ello, son recomendables para la cena. El chocolate y el azúcar tienen el efecto contrario y deben utilizarse con prudencia antes de acostarse.
11- Si el niño tiene miedo, se puede dejar encendido un pequeño piloto o punto de luz ténue. En caso de despartarse por la noche no dar de comer (sólo agua).


Las pautas antes señaladas sólo quieren aportar una pincelada general de las posibilidades de la relajación con niños. El uso de unas u otras dependerá de la edad del niño y sus características.

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