Son numerosas las consultas de padres y madres en relación a cómo actuar con los niños y niñas cuando no duermen por la noche. Nos comentan que no son noches esporádicas, en ocasiones, es un hábito que no han conseguido en 24 meses de vida, aproximadamente.
Para este tema lo más aconsejable es ponerse en manos de un experto que nos ayude a evaluar el problema y nos asesore en consecuencia. Nosotros desde aquí os proponemos las orientaciones del Dr. Estivill (clínica del Sueño) una autoridad mundial en el tema.
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El Dr Stivill señala al insomnio como el trastorno de sueño infantil mas frecuente. Puede
afectar desde lactantes de 6 meses a niños de 5 años. Lo mas común es
que los padres expliquen que el niño "nunca" ha dormido bien y que desde
el primer día los despertares nocturnos han sido muy frecuentes. Mas
raramente refieren periodos de normalidad y después de un estimulo
externo, enfermedad, permanencia en casa de abuelos o familiares,
aparece la problemática citada. El fenómeno clínico que caracteriza a este tipo de insomnio es la dificultad para que el niño inicie el sueño solo y los frecuentes despertares durante la noche. Suelen interrumpir su sueño de 5 a 15 veces y les es imposible volver a conciliarlo de forma espontanea y sin ayuda. Al observarlos durante sus periodos de sueño, se tiene la sensación de que están "vigilando" continuamente. Como ya hemos dicho anteriormente los padres suelen probar todos los métodos existentes para lograr dormirlos con escaso éxito. A medida que el niño va creciendo y adquiriendo vocabulario se van complicando los momentos de iniciar el sueño ya que es el niño el que dicta las "normas" que deben seguir los padres para hacerlo dormir. El niño pide que le canten, quiere agua, dormir con los padres, dormir frente la TV etc. Nada de ello favorecerá las correctas rutinas de los hábitos del sueño y ni mucho menos solucionará el problema. La causa que origina este problema es la deficiente adquisición del habito del sueño es decir existe una distorsión y desestructuración por asociaciones inadecuadas que el niño hace con su sueño, normalmente debidos a los múltiples cambios que realizan los padres para intentar que el niño se duerma. Los fármacos que provocan sueño no tienen ningún efecto beneficioso en esta patología. Los pediatras recurren a ellos normalmente por presión de los padres. Normalmente la mayoría de los niños no notan ninguna mejoría en su facilidad para conciliar el sueño. Algunos presentan un ligero sopor que ayuda a "atontarlos" ligeramente pero no curan la alteración. Los niños que padecen este insomnio son niños totalmente normales desde el punto de vista físico y psíquico. Normalmente el problema no existe porque el niño esté mimado, ni porque tenga un déficit psicológico, sino que existe una deficiente adquisición del habito del sueño. |
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lunes, 19 de enero de 2015
INSOMNIO INFANTIL POR HÁBITOS INCORRECTOS
viernes, 9 de enero de 2015
Guía para aprender a ser buenos padres en 2015
El Ministerio de Sanidad presenta una hoja de ruta para ejercer mejor las competencias parentales
Ser padre no es solo llevar a los hijos al colegio y
alimentarles. Es ejercer un papel crucial a la hora de transmitir los
valores y actitudes que todo niño necesita para desenvolverse bien en la
sociedad. Y ese nuevo estilo parental requiere de nuevas habilidades y de formación. Conscientes de esto, el Ministerio de Sanidad, en colaboración con la Fundación La Caixa, acaban de presentar la Guía de Parentalidad Positiva, un compendio de pautas y protocolos para ayudar a padres y a profesionales a fomentar sus competencias para crear un clima de convivencia familiar positivo.
Ambos organismos han seguido las recomendaciones del
Consejo de Europa que, ya en 2006, consciente de la importancia de la
institución familiar, instó a las instituciones públicas a promover y fomentar las nuevas responsabilidades parentales.
De hecho este documento está basado en el informe del Consejo de Europa
«Parenting in contemporary Europe: a positive aproach», publicado en
aquel entonces. «Sabemos que algunas conductas de los padres son muy positivas para los hijos.
Ellos, al igual que los adultos, cooperan mejor con personas que les
tratan con amabilidad, respeto, comprensión y reconocimiento», indican
desde esta entidad internacional.
El objetivo
El cambio (y la ayuda) son necesarios: Los niños de hoy
viven en un mundo diferente al que crecieron sus padres, y esto conlleva
a reconsiderar la educación de sus hijos y, en algunos casos, aprender
de nuevo a educarles. «Se trata de ser padres en el interés superior del
niño», resumen. Esto, que se ha venido a llamar «parentalidad positiva»
significa, según el Comité de Ministros de los Estados Miembros, que
«la principal preocupación de los padres debe ser el bienestar y el
desarrollo saludable del niño, a los que deben educar de forma que
puedan desarrollarse lo mejor posible en el hogar, en el colegio, con
los amigos y en la comunidad. Los niños lo hacen todo mejor cuando sus padres se muestran cariñosos y comprensivos, pasan tiempo con ellos, conocen su vida y comprenden su conducta, además de animarles a comunicarse abiertamente con ellos», resumen desde este organismo.
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