La
crisis económica en la que estamos inmersos está ocasionando
numerosas "bajas". Las más dolorosas, sin duda, las
relativas a Educación; más concretamente, la de la educación
infantil de primer ciclo. Los actuales responsables educativos
vuelven a considerar al ciclo como un "tramo
meramente asistencial",
un tema "no
educativo",
y "perteneciente
al área de las
políticas sociales".
Es decir, un retroceso conceptual con una única finalidad: ajustar
cuentas. Ahora resulta que como es un tema exclusivamente relativo a
la conciliación de horarios laborales de los padres, el ciclo
abandonaría por la puerta de atrás el sistema educativo, pasando el
inicio de la la escolarización en educación infantil a los tres
años.
Queremos romper una lanza en defensa del primer ciclo de educación infantil (0-3) y de camino convencer a los padres que se planteen la escolarización de su hijo en esta edad de las ventajas de una escolarización temprana, desde un punto de vista científico.
Es
conocida la incertidumbre que se plantea en muchas madres el hecho de
"desprenderse" de su chiquitín a tan corta edad. Algunas madres la situación es vivida con una considerable
angustia, es como la ruptura definitiva del vínculo, un corte del
cordón umbilical mucho más doloroso, otras lo viven como un
abandono.
Este
artículo va dirigido también a los responsables de la planificación
educativa. Para que tomen nota y den marcha atrás en tan lamentable decisión.
Los tres
primeros años de vida del ser humano son cruciales en el desarrollo
futuro. Investigaciones realizadas en el campo de la psicofisiología
han revelado que en en los tres primeros años de vida se produce el
50% del desarrollo neurológico del ser humano.
La
Escuela infantil de primer ciclo (0-3 años) proporciona a los
pequeños los estímulos adecuados para favorecer su capacidad
intelectual y cognitiva, poniendo las bases del éxito escolar
futuro. Supone un momento privilegiado para potenciar el resto de los
aprendizajes posteriores. Establece el entorno propicio para ayudar a
los pequeños a desarrollar todo su potencial cognitivo de manera
armónica e impulsan los cuatro marcos que configuran la
personalidad: el psicológico, el neurológico, el pedagógico y el
socio-familiar.
El
aprendizaje temprano y la socialización son unas de las claves del
éxito en el desarrollo cognitivo y personal. Todos los estímulos
facilidados en esta etapa provocan aprendizaje natural. La
adquisición de una segunda lengua, por ejemplo, se hace más fácil
y su carácter es más consistente. Estos años son los ideales para
adquirir gradualmente las pautas de convivencia y las estrategias
para resolver los pequeños conflictos de las relaciones
interpersonales, donde se asimilan las dimensiones humanas (familiar
y social), donde se desarrollan las capacidades afectivas, etc.
Los
tres primeros años de vida son también cruciales en el desarrollo
de hábitos que configurararán la personalidad futura. Los hábitos
básicos como el orden, la higiene, la alimentación y el sueño,
suponen el sustrato donde se asentarán las destrezas sociales. La
esolarización temprana ayuda a los menores a consolidar patrones de
conducta adecuados, siempre que se dé la colaboración con la
familia.
La
actividad de cualquier escuela infantil incluye el desarrollo de
habilidades por medio de la estimulación (canciones, trabalenguas,
asamblea, etc.), con un rítmo y una frecuencia concreta, que prepara
el cerebro para los aprendizajes posteriores. El desarrollo precoz
del área del lenguaje, comprensión y expresión, es capital para el
desarrollo del resto de dimensiones.
La
escuela infantil promueve la actividad neuromotora mediante
ejercicios de psicomotricidad, reforzando los patrones básicos del
movimiento con un trabajo sistemático y diario, a través del juego,
de gateo, marcha en patrón cruzado, volteretas, equilibrio,
lateralidad, orientación espacial, etc. Promueve el conocimeinto del
propio cuerpo y de sus posibilidades de acción, aprendiento también
a respetar las diferencias con los demás. Desarrolla la capacidad de
lógica y del razonamiento, mediante ejercicios de clasificación,
agrupación, seriaciones, bloques lógicos, resolución de problemas
de la vida, etc que ponen las bases de la comprensión de cuestiones
matemáticas.
La
escuela infantil, en definitiva proporciona un ambiente acogedor,
salas donde compartir espacios y juguetes que ayudan a socializar al
niño y que ayudan a adoptar normas comunes. Ayuda al desarrollo
físico y psicológico. En ella se adquiere de manera progresiva la
autonomía en las actividades habituales y en la práctica de hábitos
de salud y bienestar. En ella se fomenta una imagen autoajustada y
positiva, ayuda a tomar gradualmente una imagen positiva de uno
mismo, impulsando la conciencia de las emociones y sentimientos, de
sus posibilidades y límites. El aprendizaje entre iguales ayuda a
acelerar el aprendizaje, mirando, manipulando objetos, realizando
experiencias, intercambiando impresiones sobre ellas. Siempre en un
ambiente de cariño y confianza.
Como
dice la acreditada experta en el tema, Alicia Sillero ("Escuela
infantil temprana", 2012): "No, señor Wert, se
comienza a educar desde los cero años. Un niño no es un cachorrito
que se deja bajo la custodia de alguien. A esta edad se crea la
estructura profunda de la personalidad, emerge el yo, se sientan las
bases del individuo social que será luego. Todo ello es demasiado
importante como para no cuidar con mimo las circunstancias de
crianza. Se necesita
personal preparado, incentivado y reconocido en su valor educativo;
para nada guardadores de niños".
En
definitiva, y desde cualquier punto de vista desde el que se analice,
cuanto antes se escolarice a un niño mucho mejor.